Mamurrak
Tema 5 :
“Para aquellos que no han rechazado la
llamada, el primer encuentro de la jornada del héroe es con una figura
protectora (a menudo una viejecita o un anciano), que proporciona al aventurero
amuletos contra las fuerzas del dragón que debe aniquilar.”
Luego, si el héroe mitológico no
abandona su auténtico destino, la gracia o ayuda sobrenatural estará presente a
lo largo de toda su vida.
“El individuo tiene que saber y confiar, y
los guardianes eternos aparecerán. Después de responder a su propia llamada y
de seguir valerosamente las consecuencias que resultan, el héroe se encuentra
poseedor de todas las fuerzas del inconsciente”
“No es raro que el ayudante sobrenatural
tenga la forma masculina. En el reino de las hadas puede ser algún pequeño
habitante del bosque, algún hechicero, ermitaño, pastor o herrero que aparece
para dar al héroe los amuletos y el consejo que requiere. Las mitologías superiores han desarrollado el
papel en la gran figura del guía o maestro, el conductor, el que lleva las
almas al otro mundo.”
“Protector y peligroso, maternal y
paternal al mismo tiempo, este principio sobrenatural de la guardia y de la
dirección une en sí mismo todas las ambigüedades de inconsciente, significando
así el apoyo de nuestra personalidad consciente en ese otro sistema, más
grande, pero también la inescrutabilidad del guía que se hace seguir por
nosotros, con peligro de todos nuestros fines racionales”.
d) el cruce del primer umbral
Con
las personificaciones de su destino para guiarlo y ayudarlo, el héroe avanza en
su aventura hasta que llega al “guardián del umbral” a la entrada de la zona
magnificada. La figura más
representativa de este guardián es el dragón que duerme en el umbral de la
cueva custodiando a la princesa cautiva y al magnífico tesoro.
e) el vientre de la ballena (o la
intrusión en el laberinto)
La idea de que el
paso por el umbral mágico es un tránsito a una esfera de renacimiento queda
simbolizada en la imagen mundial del vientre (de la tierra), el vientre de la
ballena. El héroe en vez de conquistar o
conciliar la fuerza del umbral es tragado por lo desconocido y parecería que
hubiera muerto.
Ya sea
la figura del cíclope como la figura de Minotauro, se pueden interpretar con
relación al mito de Teseo.
Teseo es
un héroe griego, rey de Atenas, personaje semihistórico y semilegendario.
Guiado en el laberinto de Creta por el hilo que le había entregado Ariadna, hija de Minos, combatió y mató
al Minotauro, monstruo que se
encontraba en el centro del Laberinto y se alimentaba con carne humana. (...)
Los historiadores griegos atribuían a Teseo la primera organización del Ática y
la legislación primitiva de Atenas.
¿Cómo interpretar a Minotauro?
Su
aspecto físico puede ayudarnos a entenderlo: cuerpo de hombre y cabeza de toro
o macho cabrío.
En el caso del cíclope (Polifemo) su único ojo puede hablarnos
de una unilateralidad de la conciencia.
Ambos,
no obstante, pueden asociarse al Monstruo-Tirano: es el avaro que atesora los
beneficios generales; es el monstruo ávido de los voraces derechos del “yo y lo
mío”; es aquel que provoca estragos dentro de sus dominios.
Sus consecuencias pueden ir desde lo reducido
de su casa o habitación a su psique torturada, a las vidas que contamina con el
toque de su amistad y de su ayuda, o puede alcanzar toda una civilización.
El ego
desproporcionado del tirano es una maldición para sí mismo y para su mundo,
aunque sus asuntos aparenten prosperidad. No es difícil imaginarlo aterrorizado
por sí mismo, perseguido por el temor, desconfiado de las manos que se le
tienden para ayudarlo y luchando contra las agresiones anticipadas de su
medio...
Donde
pone la mano surge un grito, si no desde los techos de las casas, sí, más
amargamente, dentro de cada corazón; un grito que pide la venida de un héroe
redentor, el que lleva la brillante espada, cuyo golpe libertará a la tierra y
al hombre (habitado por el monstruo).
Ese héroe redentor es Teseo, y
es cada hombre que tenga valor de dominar a ese tirano interior.
¿Cómo
podría matarse un monstruo interior? ¿Con qué armas? ¿Con qué ayudas? Sigamos la sabiduría del mito:
Ariadna se enamoró del hermoso Teseo cuando lo vio desembarcar del
bote que había traído al lastimoso grupo de mancebos y doncellas atenienses
para el Minotauro. Encontró la manera de hablar con él y le
dijo que le daría los medios para salir del laberinto si le prometía llevársela
de Creta y hacerla su esposa.
Entonces,
Ariadna pidió ayuda al hábil Dédalo, por cuyo arte el laberinto había sido
construido y había sido posible a la madre de Ariadna dar a luz su habitante,
el Minotauro. Dédalo le dio sencillamente un ovillo de
hilo, el cual debería ser amarrado a la entrada por el héroe extranjero y
desenrollado conforme avanzara.
Es poco
lo que necesitamos pero sin ello la aventura dentro del laberinto puede ser
desesperada.
¿Qué encontramos en
el centro?
Paradójicamente,
donde habíamos pensado encontrar algo abominable, encontramos un dios; y donde
habíamos pensado matar a otro, nos matamos nosotros mismos; y donde creíamos
salir, llegamos al centro de nuestra propia existencia; donde habíamos pensado
que estaríamos solos, estamos con el mundo.
TARTALO O TORTO
Tema 7:
f) el primer éxtasis en el
camino de las pruebas
Con el primer éxtasis se adelanta una
experiencia de aquello que nos es dado imaginar como la perfección. Quedando a un lado la relatividad de las
barreras rígidas que han levantado los hombres, irrumpe y se eleva así aquella
armonía universal donde cada uno se siente reunido, reconciliado, fundido y uno
con la unidad primordial.
Imágenes
típicas de este estado son la fiesta dionisiaca: cantando y bailando el hombre
se siente miembro de una comunidad superior de encantadora beatitud, la voz del
hombre resuena como algo sobrenatural,
ya no es un artista, es una obra de arte viviente: fruto del poder estético de
la naturaleza entera.
Plutarco
enumera los éxtasis de los orgiásticos ritos de Pan, el frenesí báquico
de Dionisos, el frenesí poético de las Musas, el frenesí violento de Ares, el
frenesí de amor que hace perder la razón y libera las fuerzas de la oscuridad
destructivo-creadora.
Pero ello se da detrás del umbral. En el umbral mismo está apostado el
protector. Es mejor no sacar al guardián
de los límites establecidos.
Y, sin
embargo, sólo atravesando esos límites, provocando el otro aspecto de la misma
fuerza, o sea el destructor, pasa el individuo, ya sea vivo o muerto, a una
nueva zona de experiencia. (...)
La aventura es siempre y en todas partes un
pasar más allá del velo de lo conocido a lo desconocido; las fuerzas que cuidan
la frontera son peligrosas; tratar con ellas es arriesgado, pero el peligro
desaparece para aquel que es capaz y valeroso.
CAMPELL, Joseph, El héroe de las mil caras,
"..allí dónde los ángeles supremos y las moscas y las almas son iguales,
allí dónde yo estaba y quise lo que fuí y fuí lo que yo quise..."
MEISTER ECKHART
Ilustración de EL ORO VELADO .
Luis María Etcheverry . Editorial Vasca Ekin.
"El Muerto"
Tema 8:
g) ¿Cómo comprender el
descenso a lo subterráneo?
“...Atravesando ríos, estos pasajes
dolorosos purgativos, el [iniciado] descenderá y permanecerá en el seno de la
tierra. En la noche interior de la naturaleza, hasta que allí le sea musitada
por las Musas la palabra oracular, la revelación de la oscuridad: el decirse de
la noche...”
¿Cuál
es la revelación de la oscuridad?
“...El
privilegio que se otorga al [iniciado] es el de un contacto con el otro mundo,
pero también, y sobre todo, la posibilidad de entrar y volver a salir libremente, de entrar en el pasado como dimensión del más allá: de transitar el
mundo donde ocultan las mitades de las analogías que en este mundo no lograríamos descifrar, no llegaríamos a co-responder. Mitad de otra mitad,
muerte de la vida, o vida de la muerte que, re-unidas, completan lo simbólico.
Mitad que sin su otra mitad, dividida, carece de sentido: instaura lo
diabólico.”
MUJICA, Hugo, La palabra incial,
Trotta, Madrid, 1995, pp. 136 y ss.
Tema 9:
h) La unión con la divinidad 8
La penúltima aventura, cuando todas las
barreras y los ogros han sido vencidos, se representa comúnmente como un
matrimonio místico entre el héroe con la Reina Diosa del Mundo.
Es el modelo de todos los modelos de
belleza, la réplica de todo deseo, la meta que otorga la dicha a la búsqueda
terrena y no terrena de todos los héroes.
Es, a la vez, madre, hermana, amante y esposa. Y todo lo que se ha
anhelado en el mundo y todo lo que ha parecido promesa de júbilo, es vivido
como una premonición de su existencia, ya sea en la profundidad de los sueños,
o en las ciudades y bosques del mundo.
Porque ella es la encarnación de la promesa de perfección: la
certidumbre que tiene el alma de que al final de su exilio en un mundo de
inadecuaciones organizadas, la felicidad que una vez se conoció será conocida
de nuevo: la madre confortante, nutriente, la “buena” madre, joven y bella, que
nos fue conocida y que probamos en el pasado más remoto. El tiempo la hizo
desaparecer y sin embargo, existe, como quien duerme en la eternidad, en el
fondo de un mar intemporal.
Mientras progresa en la lenta iniciación
que es la vida, la forma de la diosa adopta para el héroe una serie de
transformaciones. Nunca puede ser mayor que él mismo, pero siempre puede
prometer más de lo que él es capaz de comprender. Ella lo atrae, lo guía, lo incita a romper
sus trabas. Y si él puede emparejar su significado, los dos, el conocedor y el
conocido serán libertados de toda limitación. La mujer es la guía a la cima de
la aventura.
Ella era la Fuerza Cósmica, la totalidad
del universo, la armonía de todas las parejas de contrarios, combinando maravillosamente
el terror de la destrucción absoluta con una seguridad impersonal pero materna.
El encuentro con la diosa es la prueba final del talento del héroe para ganar
el don del amor, que es la vida en sí misma. Cuando el aventurero no es un joven
sino una doncella, ella es quien, por medio de sus cualidades, su belleza o su
deseo, está destinada a convertirse en consorte de un ser inmortal.
Tema 10: Conclusión:
i) La posesión de los dos
mundos
La libertad para atravesar en ambos
sentidos la división de los mundos, desde la perspectiva de las apariciones del
tiempo a aquella de la causalidad profunda, y a la inversa, sin contaminar los
principios de la una con los de la otra, pero permitiendo a la mente conocer a
la una por virtud de la otra, es el don comunicado del maestro (o guía del
trasmundo) al discípulo. La Bailarina
Cósmica, declara Nietzsche, no descansa pesadamente en un solo punto, sino que ligera y alegremente brinca y se vuelve de una posición a otra. Es posible hablar desde un solo punto a la
vez, pero eso no invalida las instituciones del resto.
Los mitos no descubren a menudo en una
sola imagen el misterio del pronto tránsito. Cuando lo hacen, el momento es un
símbolo precioso, lleno de importancia que debe ser atesorado y contemplado. El discípulo es el iniciado sin ser el amo del misterio, pero que no obstante es
introducido a la plena experiencia de la paradoja de los dos mundos en uno.
El héroe, por medio de las pruebas,
renuncia completamente a todo su apego a sus limitaciones personales,
idiosincrasias, esperanzas y temores, ya no resiste a la aniquilación de sí
mismo que es el prerrequisito al renacimiento en la realización de la verdad y
así madura, al final, para la gran reconciliación (uni-ficación).
Después de
disolver totalmente todas sus ambiciones personales, ya no trata de vivir, sino
que se entrega voluntariamente a lo que haya de pasarle; o sea que se convierte
en anónimo. La Ley vive en él con su
consentimiento sin reservas.
Muchas son las figuras que representan
este último estado de la presencia anónima: los ermitaños y los mendigos
errantes; el Judío Errante (despreciados, desconocidos, pero con la perla invalorable en el bolsillo); el mendigo perseguido por los perros; el milagroso
poeta mendicante cuya música apacigua el corazón; o el dios enmascarado.
“Unas veces un tonto, otras veces un sabio,
unas veces poseído de real esplendor, otras veces errando, unas veces quieto,
otras veces con una expresión benigna, unas veces lleno de honores, otras insultado, otras desconocido; así vive el hombre realizado, siempre feliz con
la suprema dicha. Así como un actor es
siempre un hombre, lleve o no la indumentaria de su papel, así es el perfecto conocedor de lo Imperecedero, siempre lo Imperecedero y nada más”.
(Shankaracharya, Vivekachudamani).
“Nobleza del mendigo que vive de lo que
recibe, que recibe lo que agradece. Nobleza de la finitud que alberga en ella
su misma posibilidad de plenitud, no como resignación sino como gozosa
aceptación, como aceptación dilatada en gozo: como celebración.
(...) Ese gozo
que abraza el dolor y el placer, el día y la noche, el sereno gozo que abraza
la vida toda: nos habla de ese sí a la vida que es gratitud, el sí al abrazo de
la vida.”